Y de nuevo llegó. Otro verano que se acerca, otro curso que termina y otra oportunidad que se nos presenta para hacer balance de todo lo acontecido en nuestras vidas durante estos intensos meses en los que hemos tenido la oportunidad de mostrar y de mostrar-nos. Es en este mostrarnos donde me gustaría hacer hincapié. Todos y cada uno de nosotros estamos basados o fundamentados en un sistema de creencias que, lo creamos o no, limitan o potencian nuestra vida hasta lugares inconcebibles dependiendo del tipo que sean. Y estos sistemas de creencias, a su vez, generan emociones que, igualmente, actúan como válvulas reguladoras. Así, los últimos avances científicos ya demuestran cosas tan increíbles como:
– La mente, las ideas y las emociones afectan a nuestras moléculas, a nuestra salud física.
– Las emociones son un puente tanto entre la mente y el cuerpo como entre el mundo físico y el espiritual.
– Las emociones afectan a TODAS las células del cuerpo.
– Nosotros, como seres humanos, tenemos la capacidad de generar todas las sustancias que necesitamos, podemos aprender a estimular drogas endógenas según nuestra necesidad o deseo aprendiendo a sentir y percibir con autenticidad mi mundo emocional. Aprendiendo a ser conscientes.
Todas las emociones son buenas. Existe la falsa creencia de que la tristeza es “mala” y la alegría “buena”. No deja de ser un error este tipo de pensamientos ya que todas, y quiero decir TODAS, las emociones son buenas si realmente son honestas y se expresan saludablemente. El problema es que pensamos tanto que las confundimos o las reprimimos. Y si reprimes una emoción, también reprimes tus funciones orgánicas y esto puede generar una enfermedad física sin motivo aparente.
Desde aquí os invito a profundizar en cada uno de vosotros, sentarse cinco minutos al día y simplemente dejarse estar, escuchar la voz interior y observar que aunque no haya nadie más a mi alrededor nunca estoy solo, siempre estoy conmigo y con todo lo que he ido asimilando o, en ocasiones, tragando. Os invito a mirar hacia el interior, a respirar y saborear cada inspiración y a hacer las expiraciones como si se tratase de regalos que ofrezco al mundo.
No hay nada más bonito que re-conocerse para poder mirarse en el espejo y poder observar a esa persona que se refleja, que tanto se me parece y que en ocasiones se me hace un auténtico desconocido.
Nosotros ya hemos comenzado a caminar en este sentido desde la escuela tratando de hacer de cada uno de nosotros algo mejor, algo más sincero y humano, más íntegro y responsable con nosotros mismos. Servimos de modelos para los niños y niñas que aprenden nuevas formas de ver la realidad día a día y que tanto nos devuelven con sus conductas, con sus sonrisas, sus emociones y sus formas de ser.
Rubem Alves, filósofo brasilero, sostiene que la educación consta de dos partes: la educación de las habilidades y la educación de las sensibilidades. Sin la sensibilidad, las habilidades carecen de sentido. La mayoría de nosotros no fuimos educados para sentir. Los conocimientos nos dan medios para vivir; la sabiduría y la espiritualidad, en cambio, nos dan razones para vivir.
Solo se puede preservar aquello que es sentido.
Un abrazo y feliz verano
Gabriel Romero Marín
Departamento de Orientación e Integración
Se puede leer más sobre esta temática en diversos libros pero yo aconsejo uno en especial: El laboratorio del alma. Historias que sanan y que merecen ser contadas. Autora: Stella Maris Maruso
Artículo rescatado del anterior blog de orientación e integración https://orientacionescolapiosgranada.wordpress.com/2012/06/21/emocionalmente-competentes/